Resumen: Mala Onda, Alberto Fuguet
Ambientada en Santiago durante los días que rodean al plebiscito nacional de septiembre de 1980 (el cual decidiría la permanencia en el poder del dictador Augusto Pinochet durante ocho años más), la historia está narrada en primera persona por su protagonista, Matías Vicuña, un adolescente chileno de 17 años hijo de padres acomodados y arribistas. La vida de Matías transcurre entre las fiestas, el consumo excesivo de drogas y alcohol, el sexo, la apatía y el tedio que le genera vivir en un país retrógrado y sometido a una dictadura tanto física como moral. La novela contiene paralelismos y referencias explícitas a The Catcher in the Rye (1951).
Resumen : Mala Onda – Alberto Fuguet
Miércoles 3 de septiembre 1980
Estoy en la arena pegoteado, raja, aburrido, lateado. Pienso: no debí dejar los anteojos de sol en el hotel, de seguro me los van a robar los de mi curso.
Recuerdo que llegué al hotel al medio día, cuando no quedaba nadie de mi curso ni del B, derrepente abrí los ojos y pensé: que es mejor ¿quedarme votado sin calefacción o aprovechar el último día de playa?. Me levanté y me vine a Ipanema. A la Cassia le gusta Ipanema y esa plaza donde los hippies venden artesanía. La Cassia tiene hartos amigos universitarios, humanistas, izquierdistas y nos invitaron a escuchar a un compañero comunista, y yo le dije que para ver comunistas prefería ir al café ULM en Santiago y si me pillaban allí me podían deportar y hasta echar de la casa. La Cassia me encontró razón y se fue. Yo caminé a una pizzería y pedí una pizza tropical. Ahora compruebo que fue la primera vez que fui solo a un restaurant. Después me fui al hotel, a mi pieza, lleno de nuevo es ediondos.
Estoy en la arena y lo único que quiero, es volver a ver a la Cassia, me dio su número pero lo perdí. Ojala que venga. Lo primero que me mató fue su acento y después la tanga calipso y esa polera de The Clash con la que ahora ando yo.
Creo que la cachaza del desayuno, más el huiro que me fumé, más la p*a que me corrí pensando en la Antonia y la Cassia me tiene mal, con ganas de vomitar, fatigado y con sed.
Recuerdo que fuimos con la Cassia y sus amigos a un departamento donde lamimos estampillas del ratón Mickey y me puse a ALU inaf, la Cassia se puso a bailar en pelotas en el balcón y yo cantaba medio llorando, después un tipo medio gordo y peludo, tiró sobre la mesa el polvo blanco y miles de tarjetas de crédito hicieron líneas, no hay como las pajillas del McDonald’s dijo Alfredo.
Abro los ojos y este olor a carne asada me recuerda a la Cassia, decido meterme al agua, está caliente, igual que yo, me sumerjo y espero que al salir, la Cassia esté conmigo, pero salgo y no está.
Jueves 4 de septiembre 1980
Fuimos con el Lerner a fumarnos el último huiro de hierba amazónica. Son las 3 de la mañana y el avión se atrasó en España. Tener que regresar de verdad me deprime.
Me acerco a la mamá del Guaton Troncoso que está comprando una botella de cachaza y le pido unos cruzeiros para comprarme una tambien.
El Guatón Troncoso es nazi, me consta, por eso lo odio, mata gatos y una vez me mostró en su casa un libro de fotos de un campo de concentración y miramos mujeres esqueleticas. Yo no dije nada, por que había ciertas cosas que aun no me había enterado, y me confidenció que se corría la p*a con esas fotos y se puso a invocar a Hitler a hablar de un tío que era de la Dina.
El Lerner me invitó a fumar una colilla que le quedó y se me ocurre ofrecerle del origami que tengo con varios gramos dentro de la billera, pero me arrepiento. Quiero llevarlo a Santiago. Salimos del baño y estoy peor que antes, me acerco a la Luisa Velasquez que de seguro lo pasó pésimo.
– ¿A qué hora sale el avión? – le pregunto
– 2 horas más
– Puta, que mala onda
– Y yo creia que lo habías pasado «tan bien» Matías.
Lo dice como si fuera una frase para el bronce. La Luisa es rara, siempre anda deprimida, por eso nadie la pesca, odia ser así, pero si cambiara igual nadie la pescaria, ya tiene la fama hecha, pero yo le hablo por que ella es distinta a la Antonia y le he dicho que en vez de leer tanto, deberia vivir, yo sé que en el fondo me admira y siempre espera algo de mi.
– Si, la pase increíble, no como otros hu*ones que la pasaron mal y no se dieron cuenta que se farrearon el viaje.
– Yo no lo pase muy bien – me dice
– ¿En serio?, pero ya es tarde
– Me parece insolita la cantidad de plata que pagaron mis padres por este viaje con gente arribista, pendejos que solo querían descartucharse o comprar ropa.
– Pero por lo menos tuvimos la oportunidad de hacer lo que queriamos, de ser otros, yo maduré caleta.
– No te das cuenta de nada, «maduré caleta», no me hagas reír, cuentale a la Antonia eso, a mi no.
La quede mirando pero cacho que tiene razón, se arregla el pelo, no le digo nada, me siento algo mal, fui muy pesado. Pero conmigo no se juega.
Camino hacia un teléfono, no tengo su número, pero lo levanto y escucho el tono, más allá está la Antonia, perfecta, leyendo una revista con el sombrero del Tata que le di cuando saliamos de este mismo aeropuerto al llegar a Brasil.
La Luisa se acerca para tratar de escuchar lo que converso por teléfono.
– Voy a volver ¿Me vas a echar de menos? Anda a Chile, te enseño a esquiar. Si Cassia , eu tambem te amo.
– Espero no interrumpirte – me dice la Luisa- ¿tan enamorado estás?
– No seas celosa
– Para nada, y la Antonia bien gracias.
– ¿Tú para quien trabajas Luisa?
– Para ti no. ¿caminemos?
– Bueno
Nos sentamos por la sala de embarque y comenzamos a observar a una familia brasileña. El padre debía viajar a USA, la madre y los hijos deben quedarse.
– La hija me contó que el padre viaja – dice la Luisa- por que tiene una familia allá en USA y no puede volver hasta que jubile.
-¿Oye y su esposa allá es gringa?
– No, es brasileña, pero no la quiere y acaba de darse cuenta que nunca ha dejado de amar a su mujer y le duele dejar a sus hijos.
Miro al mayor, se parece a mi y es al que más le cuesta todo esto, se mueve y evita al padre. Me voy al baño y saco el origami. El muchacho odia al padre, pero a la vez no. Quiere llorar pero se aguanta. Estas cosas me ponen nervioso. Tomo un poco de polvo con el dedo y lo meto en mi fosa. Salgo y busco a la Luisa.
– Ya se va.
Miro al hijo mayor, tiene unos zapatos iguales a los mios. El padre se despide de la madre, que se mantiene fría, y de los hijos. El mayor lo abraza y el padre lo mira como diciendo «jamás me perdonaré no haberte visto crecer». El padre se da vuelta y desaparece tras la puerta, el hijo mayor se larga a llorar desconsolado.
Yo que soy malo para estas cosas me pongo a llorar. El tipo se levanta y se va. La Luisa me mira.
-¿Estás bien?- me pregunta.
– Debe ser la droga, pero si le cuentas a alguien, te mato.
Pienso, yo no soy así, algo me está pasando.
Viernes 5 de septiembre 1980
El viaje me dejó lona y estar de vuelta en Chile. Lo recuerdo casi todo, dejar Río se echa de menos.
Voy a la cocina, esta la Carmen.
– ¿Y la Rommy no está ?
– Ya no va ha venir más esa con*dre. La despidieron por ladrona y fresca. Putaza la hu*na. Yo ya no doy más en esta casa de mi*da.
– Dame un jugo de tomate será mejor.
Duró poco la Rommy, tenia como 20 años y no me la alcance a tirar, pero el Lerner la llevó a un hotelucho en Estación Central y dijo que era insaciable.
Agarro el vaso de jugo y le coloco Stoli.
Sigo en movimiento, como si aun continuara en el avión. Recuerdo que la aerolinea para compensar el atraso hizo bar abierto, me tome varios etiqueta roja con Coca-cola, hablé con el Mc Clure sobre discos y después me tuve que cambiar para atrás, junto a la Antonia.
– ¿Interrumpo?
– Sabes que no, tonto.
La azafata nos lleva la bandeja respectiva, y nos pasó un formulario para llenar con nuestros datos.
– Debe creer que somos pololos – le dije
– Se equivoca entonces.
– No lo creo
– Deja de molestarme Matías.
Me quedé dormido y derrepente sentí su cabeza inconciente en mi hombro, acaricie su mano y su pelo, pero ella despertó e inmediatamente se acomodo y retiró su mano. No me habló y no volvio a mirarme. Parti al baño a lavarme la cara. Al salir, una luz anaranjada que entraba por la ventanilla, le iluminaba el pelo a la Antonia como brillando por dentro. Me quedé quierto, mirándola, me miró como a alguien del que no se quiere saber nada más. Herido me senté en otro lugar.
Estoy viendo la tele pero sin volumen, cuando suela el teléfono:
– Para que llamas hu*on cu*ado – me dicen
– Puta Nacho ¿Cómo estás?
– Como las hu*as. Más parqueado que la mi*rda. Y tu, cuenta, cuenta.
– Nosé, cualquier cantidad de cuestiones, la pasé increíble. Maldita la hora en que volví.
– P*a, perdona. Oye, juntamosnos en el Juancho´s, tengo unos huiros de los Andes.
– Puede ser. Nos vemos
– Buena onda, chao.
Buena onda el Nacho, me cae bien. Es lejos mi mejor amigo, aunque yo podría dominarlo si quisiera. Es el típico gallo que no sabe tomar decisiones.
Al Nacho le encanta surfear y adora Río, pero no fue al paseo, su padre fue el culpable.
Su padre es capitán de fragata y se le metió que el Nacho fuera a la Naval, y lo retiró del colegio para meterlo a la Escuela Naval, le prometió un auto al cumplir los 18 y que la fragata pasaría por Hawai y California para que sorfeara. El Nacho no duró ni 6 meses. “Mira hu*ón- me dijo una vez el Nacho- ¿Te acuerdad de la “Ciudad y los perro” que nos hizo leer la Flora Montenegro?, ese libro es una pata de jaiva comparado con lo que pasa allá adentro. Es una mi*rda. Estoy cagado de miedo. Hay algo raro, lo sé”
Se retiró, su padre no lo dejo volver a la casa y su madre le pasa plata pero no como para el viaje a Río y tampoco el permiso notarial para salir del país. Por esto lo odia y ahora vive con su hermano medio cagao.
Mi madre habla por teléfono con la tía Loreto, su hermana, mientras se maquilla y me pide al mismo tiempo que vaya a su fiesta.
– Ya pues Matías, apúrate
– Por favor no me hinches madre
– No te hagas el interesante, vas a ir y punto
– Bueno ya, me voy a ir a dar una vuelta.
– Más vale que vayas arreglado.
Por fin desaparece. Estoy cagado, no debí haber vuelto. En mi casa somos 4 hermanos, yo soy el tercero y único hombre. La mayor es la Pilar que esta casada con un tipo que solo sabe de rugby y de como tirarsela, ya tienen 3 hijos en 2 años. Mis otros 2 hermanas son unas engreidas. La Francisca que es la más rica tiene 18 años y estudia publicidad, era rajada, pero ahora está más controlada, despúes de todo lo que le pasó. La Bea es la más chica, tiene como 14 y no merece análisis.
Intento leer el diario. Gustavo Leigh, el que bombardeo la Moneda, ahora llama a votar por el No, y el asqueroso Jaime Guzmán habló todo el día para justificar el SI. Pinochet anda en el sur reuniendo votos. Va a ganar igual. “Vamos bien, mañana mejor” es el slogan.
Mi hermana Francisca está en edad de votar, lo hará por el SI, ella y todo su curso están por la Constitución de la Libertad. A mi la política me da lo mismo. Me pongo a dar vueltas por la terraza, el departamento es bastante amplio, está en el último piso del edificio. Mi pieza da al San Cristobal, donde subo a dar vueltas en mi Benotto.
Llegó mi padre, estupendo él, bronceado por subir a la Parva. Coloca un disco de Olivia Newton-John por que el huón se las da de jovencito. Se siente un triufador.
-Tómate un trago- me dice
– No puedo, tengo que estudiar – miento
– Dejate de hu*iar y pegate un pencaso con tu viejo.
Me hace tragar un screwdriver, no está mal. Se sabe pintoso el viejo.
– Matías, apurate. No tengo mucho tiempo. No quiero llegar tarde donde el Javier.
El Javier es mi primo, cumple 21. Todos lo adoran. Me fui a bañar y al salir mi padre me quería quitar la toalla.
-¿Qué escondes tanto huón? cualquiera diría que tienes mucho que mostrar.
Para él, el empelotamiento es la maxima complicidad entre un padre con su hijo, pero yo no soporto la idea, es como si lo acogiera de verdad. Me voy a mi pieza, cierro la puerta, pero no me siento seguro. Mi padre siempre me habla de sexo, una vez me invito a una casa de masajes. Le dije que no, jamás me lo perdonaré, estoy seguro, debe pensar que soy virgen o maricón, siempre trata de parecer liberal. Ni idea de por qué lo hace. La mayoría de los padres ni siquiera mira a sus hijos, el mío no para de hablarme.
Se pone el terno gris de Milan y nos vamos en el Volvo, pone KC y unas cuadras más allá comienza a coquetear con unas rubias de un Datsun, les ofrecemos cigarros, parecen cumplidoras.
– ¿Cómo te verías?- me pregunta mi padre- podriamos arrendar una suite para cuatro, a ver quien se va cortado primero.
– No sueñes, tenemos el coctel
– ¿Son hermanos?- pregunta la rubia
Mi padre queda feliz.
– Para otras vez será cabrito – y me revuelve el pelo- p*ta que te quiero cabrito.
Con este comentario quedó tieso, siento nauseas. No sé que decir y menos cuando no son recíprocos.
Mi padre saca el casette y pone la radio. El loco tiene minas por montón y eso es verdad, culea de lo lindo, pero me tiene de confidente, para él la gracia es contar sus aventuras, si no no se metería con ellas, como no tiene amigos , me cuenta a mi, yo igual lo escucho. Incluso me muestra fotos de sus orgias.De lo que nuna me habla es sobre su relación con la mamá, por que se seguro no existe. Se casaron apurados, por la Pilar. A mi padre le convenia subir de estatus, por que los Vicuñas estaban en decadencia.
Recuerdo que me contó como me hicieron.
– En la parte trasera de un Chevy 59 te hicimos h*vón, estabamos bien curados. Cuando naciste te mostré a mis amigos, estaban tan orgulloso. Incluso antes de conocer a tu mamá siempre quise tener un hijo hombre, un h*vón que fuera como yo.
Bien Matías, estas en Santiago de Chile dando vueltas en la rotonda de La Portada de Vitacura. Miras el reloj 22:18, temprano, el toque de queda es a las tres. El Nacho dijo “tarde”, por lo que tienes tiempo, decides dar una vueltas. Pones un casette de tu vieja. Anne Murray, “Country love song” diría el Mc Clure. Capaz que este con la Antonia en estos momentos. Abres la ventana, tu pelo vuela. Estas ansioso. Te das cuenta que estas en Gerónimo de Alderete, giras y estas donde vive la Antonia, te estacionas frente a la casa, no se ve ninguna actividad. Te vas a una botilleria, pides el teléfono, 2 petacas y una pajita. Llamas.
– ¿Está la Antonia?
– No está – contesta la empleada- ¿de parte de quien?
– De nadie, Ricardo, gracias.
Sigues, cruzas Apoquindo. Pasas por la casa del Mc Clure, te detienes, te tomas la petaca, tiritas y te bajas.
– Bueno noches, ¿está el Gonzalo?
– No, Gonzalito salió que rato, yo le preste la camioneta.
Te las va pagar el hu*ón, bajas por Isabel la Católica, debe estar con la Antonia, hace tiempo que anda urgido por ella, por algo la rondaba tanto en Río. Y tú con la Cassia, ni te acordaste de eso. Son tal para cual, la Antonia no fue hecha para ti, eso te lo han dicho todos, y ahora se te escapa. Eso te pasó por hu*ón, por querer cambiarla. Estacionas, sacas la origami, lo alineas y lo jalas. Te tomas la segunda petaca, partes. Llegas a El Bosque, te estacionas frente al Juancho’s, te bajas con la idea de olvidar lo que nisiquiera sabes que te molesta. Si lo haces, buena onda, sino no sería la primera vez.
El Juancho’s es un local para los elegidos. En la puerta hay un guardia que selecciona quien entra y quien no. El Toro, que es el dueño, nos deja entrar y nos fía, ya que dice que somos un cheque a fecha, y la cuenta se la cobra a nuestros padres, pues está asociado con un sobrino de Pinochet. Como mi padre no viene por acá, le cargamos el fiado al papá del Nacho, y el Nacho nada de hu*ón consume y consume, ya que el viejo paga con tal que no delaten sus infidelidades. Pero eso vengo, me conviene.
Entró al Juancho´s y me siento en el bar, el Alejandro Paz, que es como mi socio, me saluda y alaba mi bronceado.
– Sirveme un Caipirinha será mejor. ¿Has visto al Nacho?
– No, no ha venido
El gran Alejandro Paz es socio del Juancho´s, atiende el bar y cumple con los requisitos típios de esta pega, simpático, tallero pero yo le digo que es un infiltrado del No y se rie, “para socavar esta sociedad, hay que hacerlo desde dentro” y nos critica. Estudia literatura y pedagogía en el pedagógico, donde los artesas lo tratan de arribista imperializado, vive solo y se gasta todo en revistas como Rolling Stone, discos y sueña con ir a USA. Conversamos en inglés y siempre me aconceja, como cuando fui a Río, me dijo que debia pegarme un viaje de verdad, que me duela, a USA y ver la realidad y lo mal que estamos con la música.
– Que apestosa esta w*a – le digo al Paz
– Si, hay que virarse. Con esto del plebiscito y la constitución, estos con*as de su madre se van a quedar por lo menos 16 años mas, y lo peor es que todos los hu*ones como tú van a votar que Si.
– Tendría que pensarlo
– ¿Pensar que? Gracias a gente como tú estoy preso aquí. ¿Tú crees que es muy rico sentir que tu futuro se ve cero?
– Córtala, ganas cualquier billete aquí, eres un comunista que sueña con USA, que vendería a su madre con tal de escribir en la Rolling Stone y sirveme un tequila puro.
Media hora más tarde, el Nacho aún no llega, voy al baño y me encuentro con el Saavedra mirandose lo biceps, es el rugbista más famoso del Chile, ahora que aparece en un comercial de la tele.
-¿Cómo me veo?
– Más viejo, Saavedra. ¿No estas más gordo? – le digo mientras termino de mear.
– Puro músculo w*n, puro músculo – y se golpea el estómago.
– Si, puro músculo, como dudarlo.
– Más respeto hu*ón, no te saco la cresta por que te conozco, ¿Y tú hermana?
El hu*ón salio con la Pilar un verano completo
– Ahí está. Con tú amigo el Iriarte. El domingo bautizamos al Felipe.
– Pensar que podriamos haber sido cuñados, pero yo me cuide y no nos hubiramos tenido que casar apurados.
– Entonces chao.
El hu*ón se va. Me encierro en el baño y saco el origami. Mi hermana es una p*ta. Garganta amarga, esta hueva está haciendo efecto. Vuelvo a la pista y me quedo pegado mirando a los los hu*ones de Música Libre , que vinieron al Juancho´s, derrepente sin aviso, se acerca una mina que parece un chiste.
– Tú eres Matías Vicuña ¿no es cierto?
– Si, y tú
– Miriam, pero me dicen Vasheta, tú eres el pololo de la Antonia Prieto
– Digamos que no, ¿por qué?
– De copuchenta no más, ella es super bonita ¿quieres un trago Matías? yo invito
– Nosé , estoy esperando a un amigo
Me voy al baño pero ella me sigue.
– ¿Qué quieres tomar? – dice el Paz
– ¿Tú Matías?- me pregunta con voz sensual esta loca, chica, gorda, crespa y con una polera de la Barba Streisand – me encanta la Barbara Streisand, es mi ídola.
Miro su nariz, es operada.
– Bonita tu naríz – le digo sin querer
– Gracias, que bueno que te guste, me la operé el año pasado
– Nunca me he operado nada
– No lo necesitas
Sus ojos se posan en los míos y ninguno de los dos pestañea.
– ¿Y tú que haces Miriam?
– Lo que tú quieras cariño
“Esta w*na es más fácil que la clase de gimnasia”
-Pero no me llames así, llamame Vasheta. Estoy en el pre en el Ceaci ¿ Otro trago?
“No, ya estoy bien borracho, alguien te ha dicho que no calientas a nadie?”
El teléfono suena
– Es para ti. El Nacho
– Por fin, pásamelo. Hola ¿dónde mi*rda estás?
– Calma Matías, estamos en el Pollo Stop, hay cambio de planes, nos vamos a la casa del Cox a celebrar su cumpleaños, sus padres están en Sudafrica y está pensando en dejar la c*ga. Nos juntamos allá, tú sabes donde es.
– Nos vemos allá entonces.
– Vale
Cuelgo y la Miriam me está mirando
– ¿Vas a alguna parte? ¿puedo ir? tengo auto.
– Yo tambien, pero es solo para amigos, no aceptan paracaidistas.
– Te da lata ir conmigo
– No, nada que ver, te juro
– Entonces no vayas Matías. Podriamos ir a bailar por ahí..
– No me jodas
– Bueno, si cambias de idea llamame – y anota su número en una caja de fosforos – ¿dame el tuyo?
Le dicto el mio, pero le cambio los últimos digitos.
– Gracias – me dice- espero que la pases bien.
Me alejo y me acerco al Paz.
– Fea tu actitud – me dice- mirala, terminará sola, con un puro dedito de compañia.
– You’are sick, man y si me llaman estoy donde el Cox
– ¿Y?¿ leiste lo que te pasé?
– Ah, si el libro ese
– Salinger, más respeto
– No he tenido tiempo
– Vale, pero leelo.
Estoy sudando, he bailado todo el rato, estoy cansado pero no tengo sueño. Me siento al lado del Nacho a conversar.
– Podriamos ver Mad Max
– Ha tenido feroz crítica ¿viste algo allá?
– Una hu*ada media porno, fuimos casi todos y despues el Patán y el Lerner vieron una peor, pero yo no fui por que andaba con una minita, se llama Cassia, es de Brasilia, tendrías que haberla visto, te hubieras enamorado altiro de ella.
El Nacho camina hacia el bar, como si no le importara lo que hablo. Desde que lo vi caché que el w*n tenía algo de envidia, por ahí va el sentimiento, pero no lo culpo. Que todos mis amigos partieran al viaje que debí haber hecho yo, es como mucho.
– Me apesta esto de estar en Chile- le comento
– Ándate entonces
– Era solo una opinión, si hubieras ido me entenderías
– Pero no fui
– Cambio y fuera ¿ya?
– Da lo mismo
– ¿Quieres ver lo que te traje?
– Seguro
Agarro una pajita y nos vamos al baño. El Nacho es mi mejor amigo, pero aun no me perdona que me haya tirado a la Maite aunque nunca le dije que me la había comido y que la mina era virgen y que a la Maite realmente le gustaba el Nacho.
El nunca habla nada, pero yo sé que está sentido y que me tiene rabia, aunque ser su amigo cambia un poco las cosas.
Ponemos un espejo sobre el escusado
– Es coca ¿no?- picala con la Gillette en lugar del carnet escolar- dice en Nacho
– Estay al día, muchas películas
– No, el Papelucho me enseñó, jalamos ene allá en Punta de Lobos
-¿Fuiste con el Papelucho a Pichilemu?
– Si, a surfear. El hu*on le pega. No lo hace mal, aprendio en California.
Comenzamos a jalar.
– Está buena- comenta el Nacho
– ¿Jalaron mucho allá en la playa?
– Poco, y no era buena. La llevó el Rusty, un amigo del Papelucho. Un gringo muy reventado del Nido de Aguilas.
Me lavo la cara mientras el Nacho recupera el origami y mea.
Golpean la puerta.
-Abran ¿Quién está adentro?- grita una mina
Cierro la llave y veo el origami flotando en el pichi del Nacho
-Se me cayó hu*ón, perdona, me asuste.
Tiro la cadena y le limpio el polvo blanco que le queda en la nariz. Después pruebo mi índice, siento la amargura típica. El Nacho solo mira para el lado.