Resumen: Mala Onda, Alberto Fuguet
Lunes 8 de septiembre 1980
Es de mañana, te bajas 2 cuadras antes de lo habitual , quieres estar solo antes de ingresar a clases. Te desordenas el pelo para verte rebelde. Entras a una farmacia, le pides amablemente al farmaceútico medio gramo de polvo de angel, una tira de vitaminas C y una caja de condones.
El tipo descucha la radio Minería que llama a votar por SI, y de Jaime Guzmán. Odias a Jaime Guzmán, tan pálido, casto y cartucho.
Sales de la farmacia y corres al colegio justo a la última campanada.
Estamos al final de la clase de inglés, pero yo sé más que la profesora. Pienso que no debería estar aquí. Todos toman atención, la Antonia anota todo lo que dicta la profesora:
– Me siento mal, me tengo que ir
– In English
– I fell like fuckin’ shit, miss
– Abandone la sala por favor, y vaya a inspectoria, esto es el colmo.
En la inspectoría la vieja de delantal me mira.
– Esto es el colmo Vicuña, voy a llamar a tu apoderado, es un mal educado.
– No creo que enganchen. Capaz que se enojen. Si les dice que soy un mal educado, sentirán que les dice que ellos me educaron mal y desde que están en alcoholico anónimos, están muy suceptibles.
– Te voy a anotar y quedate aquí hasta el final de Inglés
Convenci a la Inspectora que me dejara estar en el patio. Suena la campana de recreo y yo en posición de loto observo al hueonaje que baja las escaleras.
Se acerca la Luisa.
– Estar como lagartija al sol, ¿te suspendieron?
– No, solo me anotaron, delito menor.
– Estaba hablando con la Antonia, sobre el cumpleaños de la Rosita Barrios. Es hoy.
– Tendrá algo que celebrar- suena la campana
– Ya, vamos a clases
Nos toca con la Flora Montenegro, menos mal, necesitaba verla. Nadie la pesca mucho. Es incomprendida, demasiado inteligente. Estudió en París y se lo leído todo. Lleva una chapita del No por que es de izquierda.
– Traje las pruebas, están pésimas las notas. Antonia ¿las puedes entregar?
La Antonia se me acerca y me entrega la hoja de ofico: un 4,9 que para la clase de la Flora, equivale a un 6,5
No le gustaron mucho mis respuestas al libro Coronación, pero la prueba fue antes del paseo a Río, si me la hiciera ahora, respondería otra cosa.
Pasa la hora y veo que nadie entiende lo que habla la Flora, pero yo si. Al sonar la campana me acerco a ella.
– Tenemos que vernos Flora, urgente. Tomemos un trago.
– Hoy no puedo, almorcemos mañana donde siempre.
– A la una y media – confirmó
– Perfecto
Pero aun faltan 24 horas.
En la casa observo el cerro San Cristobal desde mi dormitorio. Junto a la foto de Farrah Fawcett un vaso de vodka con limón, y yo pegoteado entero por el sol que entra por la ventana. Estoy en Ipanema con olor a carne quemada, olor a Cassia, olor a mi.
Estoy en Santiago, estoy solo, pero estoy.
A las 6 llegó el Lerner a buscarte para ir a la casa del Rusty. Tu hermana te envolvio un disco para la Rosita Barrios, por que despues irás a su cumpleaños.
Los padres del Rusty están de viaje. Al entrar a la casa de lo Curro, nos encontramos con sofas, mesas de pool, y de un whisky que no conozco, dice Jack Daniels y se escucha Pink Floyd: The Dark Side Of The Moon.
El Cox se está bañando en la piscina junto al Patán, el Julian Longhi y un chino norteamericano que no conozco.
– ¿Y el Rusty?
– En su pieza – contesta el Patán.
La pieza del Rusty está vacía y el olor a mariguana, el vapor y la música de Pink le da una onda entre depresiva y drogo.
El Rusty está en una tina llena de agua caliente y el Nacho y el Papelucho alrededor de la tina.
– Nerler, my pal, entra no más.
A este Rusty le gustaba dar vuelta los nombres.
– ¿Quieres un huiro?- pregunta el Papelucho
Nos pasa un tremendo pito, aspiro, pero me doy cuenta que no quiero más.
El Nacho saca un Jack Daniels del basurero y una Coca-cola.
– Es como Cuba libre sin Cuba – dice
– Estás muy Alejandro Paz – le digo
– Hace rato que no veo a ese w*n ¿cómo está?
– Luchando por el NO
– Se me cayó . Igual vamos a ganar.
El Rusty sale de la bañera todo rosado y nos vamos a otra habitación.
El chino saca un cuadro y lo pone suavemente sobre la mesa y luego de su billeta saca jale, para comenzar a tirar líneas, una para cada uno, pero yo paso y el chino lo aspira. Todos están drogados, menos el Nacho, que se hace el drogo, pero yo lo conozco y no está del todo. Pienso en que esto parece una ceremonia religiosa o satánica.
Esto me agota, me da verguenza ajena.
Me acerco al Lerner y le pido las llaves del auto para sacer el disco.
-Me voy
– Pero si está recien comenzando.
– Puede ser – y cierro la puerta, pues se como va a terminar.
Llegó a la casa de la Rosita Barros
– Hola, feliz cumpleaños – y le entrego el disco
– Que sorpresa Matías, gracias
La casa tiene olor a parafina, típico de las casa bien constituidas chilena. Me presenta a su vieja y me hace pasar.
– ¡Christopher Cross, ¡me encanta! – dice al abrir el regalo
– Que bueno que te gusta.
– Pasa, están todos.
– ¿Todos?- yo solo veo a la Antonia, al Mc Clure, a la Luisa
La Antonia apenas me mira y la Luisa me invita algo para tomar. Creo que fue mala idea venir.
– ¿Dónde andabas? – pregunta la Luisa
– Donde un gringo, estaba todo el curso
– Que lata
– Si, que lata
– Y para qué fuiste
– Uno no siempre sabe lo que hace
– Uno debería tratar, Matías
– Ni la perfección ni la madurez esta entre mis metas
– Se nota
– Chao Luisa, no quiero seguir peleando – y me alejo
Me paseo por el comedor y el living. La Antonia ahora conversa con el Mc Clure que ahora me mira y sonrie, nose si está saludando o burlandose de mi. Observo a toda esta gente. Está lleno, pero es como si no hubiera nadie, nadie que valga la pena, solo yo, claro, y la Antonia, que inevitablemente opaca mi atención.
La miro fijamente y ella no acusa recibo. Me sorprende y dudo lo fácil que me saco de su sistema. En pocas palabras, nunca fui importante para ella, pero yo quiero creer que me recuerda por ejemplo, cada vez que como pan con palta, o el echo de que no me mire, es porque aún le importo o por lo menos, de que me odia.
Pienso que en el futuro, cuando este casada, sentirá curiosidad de saber de mi, y cuando averigue mis posibles fracasos dira “Hice lo correcto, no era mi tipo”
En eso llega la Rosita y pone en el tocadiscos el disco que le regalé.
– Mira – le dice a la Antonia – ¿te gusta?
– Me encanta esa canción, Sailing me mata. Tienes que prestarmelo,. ¿De donde lo sacaste?
– Me lo regaló el Matías. Amoroso ¿no crees?
La Antonia me mira pero no expresa nada
– Si – le dice – Se pasó. De veras.
Martes 9 septiembre 1980
Hoy no fui al colegio, por que tengo demasiadas cosas en mi cabeza y necesito hablar con 2 ó 3 personas claves. Llamo al Paz por enésima vez desde un teléfono público pero aún no llega al trabajo. Sigo caminando por las tiendas del sector pero no compro nada.
Entro a una tienda de arte chino.
– Hola, soy Jessica ¿en qué te puedo ayudar?
– Estoy buscando algo para mi madre. Ella adora China y todo el oriente, incluso yo nací en Hong Kong – la mina era achinada- ¿y tú?
– No, yo soy chilena, de Renca
– Bueno Jessica, necesito un buen regalo de cumpleaños, algo simbólico.
– Veamos – me dice- tenemos esta porcelana
– No Jessica, algo de buen gusto por favor
– Lo siento pero estas tienen buena salida
– Me has decepcionado. Yo pense que podías distinguir algo fino de lo chulo. Hasta luego – pero no responde.
Salgo de la tienda y me da risa. Me he vuelto un mentiroso, parece que Holden o su voz o su forma de ser, si pueden ser llevados a la práctica. Lo raro es que nunca me había pasado algo así con un libro, ni con nada. Eso de mentir compulsivamente me dio miedo. Es como si Holden Caulfield se hubiera posesionado de mi, como en el Exorcista.
Sigo caminando y paso por el cerro Navia donde hay una plaza que visitaba con el Nacho cuando él vivia a una cuadra. Me dan ganas de llamarlo y decirle que pase por aquí, pero quiza sea mejor no decirle. Si le cuento, capaz que empiece a echarlo de menos y podría ser un error.
Nos juntamos con la Flora a la hora señalada a almorzar. Entre la Flora y yo hay algo especial, más que lo que suele haber entre profesora y alumno, y mucho menos que entre amantes. Aveces pienso que ella a vivido en un día más de lo que yo vivido en 17 años. Ha viajado por el mundo sin plata y ha conocido a muchos artistas famosos que ella admira.
Un día en clases estaba molesta por que Borges había aceptado un premio de Pinochet.
– Yo creo – le dije- que aceptó por que era Chile el que se lo daba.
– Mira Vicuña, una cosa es ser ciego y otra hu*ón.
Todos enmudecieron y la Flora me invito a un restaurante a comer pizza.
Me habló de literatura, política, derechos humanos, sexo, y despues me fue a dejar a mi edificio que la dejó atónita.
– Chao Gatsby – me dijo
Supe que era por la película de Robert Redford y me leí el libro. Memoricé un parrafo del libro y se lo dije.»Mi padre me dijo una vez: cuando sientas la necesidad de criticar a alguien, recuerda que no todas las personas en este mundo han tenido las mismas ventajas que tú”
Me miró y dijo:
– Tienes razón. Solo te estaba probando. Me alegro que hayas pasado la prueba.
La Flora se rajó con el almuerzo, pero está en otra. Es raro lo que tengo con ella, hemos hablado de todo, pero nada de mi, ni nada de ella.
Habla cosas interesante, su inteligencia y cultura es conocida en todo el mundo, pero prefiere quedarse en Chile aunque todo está muerto.
– Estoy aburrido de perde Flora – le digo
– Entonces intenta crecer
– No sé si esa sea la solución. Leí un libro increíble – le cuento- te lo recomiendo. Se llama the Catcher in the Rye.
– Lo leí, en españos se llama “El cazador oculto”
– ¿Y te gustó?
– No demasiado, la verdad. Es un poco adolescente. Todo es tan obvio y sin sentido.
– A mi me mató. No sé si está bien escrito o no, pero me parecio increíble. Super sincero.
– Tendría que revisarlo pero me pareció lamentable querer poetizar las peripecias de un adolescente judío mal criado, que por taimarse se da el lujo de irse a un hotel por que tiene los bolsillos llenos de plata, no puede interesarle a nadie, excepto a los críticos judíos que han inflado tanto el libro.
– No sé qué tienen que ver los judíos
– Salinger es judío, bueno, para que andamos con cosas, casi todos los escritores lo son.
– ¿Tienes algo contra los judíos?
– ¿Se me nota mucho?
– No, para nada – le digo parandome de la mesa.
-¿Tienes algún problema? – me dice
– No, creo que es alrevés
La miro a los ojos por última vez y por primera vez logro incomodarla.
– Matías , ¿qué sucede?
– Nada, solo te estaba probando
Ya en mi pieza llamo al Lerner.
– Hola Lerner, ¿me perdí de algo importante en clases?
– Te vas a meter en problemas Vicuña
– ¿Porqué? ¿qué pasó?
– En clase nada, pero no cacho tu parada- dice
– ¿A qué te refieres con parada?
– No es problema mio, pero te cuento que le estas hinchado las huevos a todo el mundo. Yo no sé lo que te pasa, pero estas cayendo mal.
– No soy el único. Este país está seriamente enfermo hu*ón, me carga.
– El que está enfermo eres tú.
– Si lo estoy, es problema mio, no te metas.
– Si ya nadie se va ha meter, tu actitud deja harto que desear. Si ni el Nacho te pesca.
– Sabes que más Lerner, no te metas en lo que no importa y andate tranquilamente a la mi*rda.
Mi padre me despierta.
– Matías, levantate
– ¿Qué pasó?
– Acompañame a comprar algunas cosas que faltan para la noche
– Ok, dame 20 minutos
Me meto en la ducha mientras el shampoo cae a mis pies, me viene un llanto compulsivo que el ruido del agua ahoga y que termina en cuanto cierro la llave.
“El que está enfermo eres tú”
Esta frase retumba en mis oidos, entonces me doy cuenta que ahora estoy absolutamente solo.
Ya en el Volvo con mi padre noto que está raro, me hace preguntas extrañas y trata de llenar el silencio con estupideces para no hablar sobre lo que le ocurre.
Llegamos al supermercado Jumbo. Mi padre se encuentra con un tal Eynard Enger que es uno de los proveedores que tenía papá, y tío de la Hilda.
La Hilda es una solterona cincuentona que fue amante de papá, el problema es que la mina se obsesionó con él y cuando mamá se enteró, le hizo la vida imposible y terminó llendose a trabajar a Ecuador.
Estoy en la fiesta de papá. Él está perfecto con su pelo humedo y más recuperado. Está jugando al barman y coquetea con la tía María Teresa.
Papá y yo estamos con una chaqueta tweed, que mamá nos obligó a usar.
Está el tío Sandro que vino solo, la tía Lorena, el tio Enrique Matte entre otros.
Saludo cortesmente a todos, cuando llega mi padre y me pide que lo reemplace en el bar. Me instalo y me preparo un Bloody Mary mientras observo a todos conversar. Pasa la Carmen con una bandeja.
– ¿Qué es eso?
– Y yo que sé, lo trajo una gringa que se dedica a esto.
-¿Como está el discurso?
– Frei dijo que el plebiscito era un fraude. Dejó la caga y ahora hay hueveo en el centro.
– ¿Tu crees que va a ganar el NO?
– Soy pobre, pero no hu*ona. Como dice mi comadre Iris, este país están mi*rda que los milicos no van a tener que hacer trampa. Imaginate que yo vivo en la Pintana, y la mayoría va a votar por el SI, por que apoyan al culeado del Pinochet.
Miro al tío Sergio conversando con el Negro Ezquerra y un milico.
– El general Leigh llamó a votar NO
– El error de Leigh fue creer que podía enfrentarse a mi general. Me asombra que este vivo – responde el tío Sergio.
En un rincon mi madre le habla al oido al tío Sandro y este responde rojo y le suelta la mano al darse cuanta que los observo.
Mi padre se acerca al bar para ver mejor a mi madre con el tío Sandro.
– ¿Te sirvo otro? – le pregunto
– Bueno
Se lo preparo y le miro la nariz, tiene un poco de polvo blanco, estiro el dedo y trato de limpiarlo.
– Que te pasa hu*ón – me dice con furia y me empuja
– Bueno, por que no comemos, pasemos al comedor- dice mi madre
Me acerco a la mesa y el tío Sergio mira la carne y comenta:
– Y despues dicen que en Chile no hay qué comer
Solo siento y respondo:
– Y por que no se da una vuelta por las poblaciones y se deja de hablar hu*adas.
– Sergio perdona – dice mi madre- Matías: andate a tu cuarto – me ordena
Sin mirarla me voy al cuarto de mi padre y saco un cheque, efectivo y un papelillo plateado.
Tiritando entro en mi pieza, agarro mis llaves, la billetera, el Valium y salgo del departamento.
– ¿A dónde vas?- grita mi madre
– No creo que sea de tu incumbencia- respondo
– Si sales, no vuelves
– Así será entonces
– Matías calmate, te vas a arrepentir – dice mi padre- yo te conozco
– Mentira: tú no me conoces. No me conoces para nada.
Comence a correr y llegue a un pub donde no me dejaron entrar, pero vi a la tía Loreto pintada como p*ta con un joven que trataba de seducir, lo más grotesco que he visto.
Llegue al Juancho’s y me dijeron que el Alejandro Paz estaba detenido e incomunicado por que lo pillaron rayando una muralla con propaganda del NO.
Me fui al baño y jale el polvo de mi padre de excelente calidad. Pedi un vodka en el bar y aparecio la Miriam, así que me lo trague rápido y sali casi corriendo.
Tomé la primera micro que pasó y me sente.
En la micro ya no queda nadie y no me atrevo a preguntar donde estoy, solo sé que al sur de Americo Vespucio.
– Ya cabrito, hasta acá llego
Me bajo y camino. Todo está oscuro y creo que es la Pintana. Me van a matar. Solo hay poblaciones callampa y tipos en las esquinas. Tiritaba de miedo hasta que ocurrió un milagro, pasó un taxi y lo convenci con mentiras que me llevara al centro, aunque estaba reacio por que la galla esta alterada.
Nos vamos por Gran Avenida y ya se ve la civilización.
– Ya cabrito, hasta aqui no más llego. Acá hay movilización, ojo con el toque de queda.
Cruzo la calle y llego al Paseo Ahumada y camino a la Plaza de Armas. Estoy solo, sin madre a quien llamar y faltan 40 minutos para el toque de queda.
Corro por Compañia y veo el neón rojo de CITY HOTEL.
Entro para registrarme haciendome llamar Caulfield, firmo el libro y me pasa la llave 506.