Resúmenes de libros

Libros populares y clásicos resumidos

Resumen: Mala Onda, Alberto Fuguet

Miercoles 10 de septiembre 1980

Son las 5:40 de la madrugada, dormí un poco gracias al Valium. Lleno la tina de agua caliente y me sumerjo en ella. Las luces de neón verde entran por mi ventana y me hacen imaginar que estoy tomando un baño de licor de menta. Cierro los ojos y pienso: esto no lo puedo olvidar, esto es lo que andaba buscando.
Salgo del hotel para tomar desayuno en la galeria del frente. El local está lleno de corresponsales extranjeros que vienen a cubrir las votaciones. Pido un desayuno continental y decido llenar el cheque con una cifra alta pero que no llame la atención y lo firmo.
Me dirijo al Banco de Chile y escojo al cajero mas joven para cambiar el cheque. Todo resulta a la perfección. Ya con efectivo decido comprar un sombrero “Donde golpea el monito”, por que la vitrina tiene un monito de felpa que golpea sin parar. Compro uno de cazador con orejas color rojo, como el de Tribilin y uno como el de John Belushi en los “Hermanos caradura”
En Ahumada con Huerfanos reviso los diarios extranjeros y me quedo pegado en uno con portada de un tipo muy joven, con una polera con la figura del correcaminos y una corbata como la de mi colegio.
El titular dice: Josh Remsen: Out there on his own. Es el tipo del que me hablaba el Paz. El de “uno solo se siente aislado cuando está con gente”. Lo compro.
Paso al baño del Burger Inn y hago uso de mi pajita. Ya en la mesa, busco el artículo que dice:
“Si Holden Caulfied hubiera nacido veinte años despúes, seguro que se hubiera convertido en Josh Remsen, el primer rockero judío postpunk, antidisco, criado en el exclusivo Upper East Side de Manhattan, hay un héroe del East Village, lugar donde, después de años de vagabundeo compulsivo que lo llevaron desde las plantaciones de marihuana de Jamaica a los bares más duros de Dublín, este chico frágil pero tenso, de veintidós años, que nunca terminó la secundaria pero mete a Jpyce sin temor en sus erráticas y embriagadoras letras, ha encontrado algo que, por ahora al menos, se atreve a llamar hogar. Por fin.”
Grito de alegría, tomo mi gorra roja y salgo como si nada – como si todo- hubiera pasado. Por fin.

Voy a la Feria del Disco, pero nadie conoce a Josh Remsen. Salgo y el Paseo Ahumada sigue repleto. El ambiente está tenso. En cada esquina hay pacos y perros policiales y el suelo lleno de panfletos: “Vamos mal, mañana peor”. Del cielo caen panfletos y escucho botas de pacos.
Entro al Café Haití antes de que me apaleen y pido un frape de chocolate.
– Matías ¿cómo esta tu postre? – es mi abuelo
– !Tata, que sorpresa¡
– Hablé con tu madre, me dijo que te fuiste de la casa.
– Es verdad pero es problema mío.
– ¿Dónde alojaste ? te han estado buscando como locos
– Alojé donde un amigo. Estoy bien. Pobre, pero bien
– ¿Necesitas dinero?
– Si
Al otro lado del cristal, los pacos persiguen a la gente y el guanaco moja a todos.
– Vamos a cerrar – grita un tipo de Café Haití – salgan por favor.
– Yo me voy – le digo al Tata – esto se está poniendo heavy
– Nos vamos juntos entonces
Salimos al paseo Ahumada, pero al Tata le dio un ataque de tos, que creí que se moría.
Salimos a la Alameda, pero la cosa era peor.
– A la otra cuadra, al Club – dice el abuelo.
Por suerte que era cerca por que el Tata apenas respiraba.
– Cruzamos la puerta giratoria, era el Club de la Unión
– Don Ivan, por dios – dice el portero – ¿le traigo algo?
– Llevame a esa silla y traeme agua
Se sentó en una gran silla y le trajeron agua y limones.
– Gracias Poblete – dijo el Tata – te presento a mi nieto Matías
– Encantado joven
– Esta no es la primera vez que me salva el Club, a tu papa le pasó lo mismo.
Mi padre tambien es socio, así como el abuelo Vicuña.
Poblete me entrega una corbata
– Es obligacion entrar con corbata y ve al baño.
Gustoso fui y me coloque la corbata, pero antes un buen jale bajo este techo historico, fue casi un gramo.
– Cuando volví el Tata hablaba con Poblete y comia un postre
– Bueno Matías – tenemos que hablar
– No hay nada de que hablar
– Tienes que llamar a tu casa para avisar que estás bien
– Tengo cosas en que pensar, aún no puedo volver
Salimos y el Tata paró un taxi
– No te vas conmigo ¿entonces? – preguntó por última vez el Tata
– No
– Se nota que eres hungaro
Eso me mató
No se me ocurrio nada mejor que volver al Club
– ¿Puedo quedarme aquí un rato?- le pregunto a Poblete
– Como no, joven
Me fui al bar. A travez de los vitreaux se veia a la gente empapada arrancando de los pacos.
Lo malo es que en un rato más debía volver al City y tomar una decisión, pero entre más barajaba las opciones, más me daba cuenta que ninguna me convenía. Esto de no saber que decisión tomar es molesto y aterrador.
“Tú no eras así, Matías”
Así cuando el pasado pesa y se une al presente-inexistente hay que recurrir a la formula del corte de pelo radical.

– ¿Bueno joven, se decidio?
– Si, quiero algo radical, medio milico, pero no tan corto
Cuando el craneo comienza a tomar forma entra mi padre. Decido cerrar los ojos y esperar el nuevo peinado en silencio.
Seguro Poblete le avisó a mi abuelo y este a mi padre.
Cuando terminó, mi padre me toco la cabeza
– Pica – me dijo
– Siento como si me hubiera quitado un peso de encima
– No sabes como te envidio cabrito. Vamonos de acá, esta lleno de viejo, y nosotros somos jovenes.
Nos fuimos en un taxi y nos bajamos en el Parque Forestal
– Mira – le dije- yo me tengo que ir
– Matías, por favor. Quiero que te quedes. Lo que pasó, pasó. Te he hechado de menos.
No sé que cara puse.
– Tú no me crees – siguió- No crees que pueda sentir algo por ti. Quiero decirte algo, pero es muy difícil para mi.
– Te escucho
– Yo sé que talvez no soy un buen padre, que no me toleras. Lo que no soporto, es que tú asumas mi rol. Eso me hace mal. Lo único que quiero es hablarte de tú a tú.
Me dejé llevar, eso de escuchar su voz entrecortada, ver sus lágrimas, me mató. Lo abrace sin culpa, en buena.
Caminamos un rato en silencio. Cuando volvio a hablar era el de siempre, aunque nunca volvería a ser el mismo.
– Salgamos de farra – me dijo – igual no tengo que volver a la casa. Tu madre esta muy nerviosa, pero no tiene nada que ver contigo
– Estoy en el City. Te saqué un cheque y lo cobré.
– Da igual, yo hubiera echo lo mismo.
Pasó un taxi y ahora estamos con mi padre en un Escort Vips, pero todos lo llamar Torres de Tajamar. Todo es de primera, las minas modelos de la tele, los tragos y el jale porsupuesto. El dueño es proveedor de mi padre.
Pasamos a la habitación donde mi padre tira lineas sobre un espejo
– ¿Quieres una línea?
-¿ Qué?
– Si quieres jale, no te hagas el hu*ón. Hagamos una cosa, no debo permitir que hagas esto, pero han pasado muchas cosa. Jalemos lo que hay que jalar y mañana será otro día.
Terminamos jalando como condenados.
– Me gusta esto – le dije
– ¿El jale?
– No, esto de estar contigo, de perderte el respeto. Y el miedo.
Subimos al sauna, derrepente llegó una mujer con melena
– Rebeca te esta esperando
Nos llevo a la habitación donde había una tipa desnudo e increíblemente dura.
– Hola, soy Solange – me dijo
Rebeca se sacó la bata y comenzo a lamer a mi padre
– Rejalate Matías, tu sabes como hacer estas cosa ¿no?
– Estamos locos padre
– Estamos calientes no más.
Ya son las 5 AM y todo me parece increíble, como eso de haber cambiado de mina o haber tirado con las dos al mismo tiempo.
– No quiero tirar más – le digo
– Ven, acercate ¿te parece todo esto muy decadente? ¿te parezco cómo las huevas?
– Me parece raro, no ocurre todos los días. Me relajó.
– Tu madre me va ha dejar, y no es por estas cosas, capaz que sepa, pero le da lo mismo, ese es el problema, le doy lo mismo
– No sé, no es por meterme, pero tus actitudes dejan bastante que desear
– Pero si he sido como soy es por que la amo huevn, la amo.
– Dicelo a ella
– Esta enamorada de Sandro hace rato. Por eso él dejó a la Loreto. Anoche me di cuenta. Nunca lo sospeché, y con Sandro que era mi amigo, mi socio.
Se acurruca a mi lado y llora como un niño. Yo le tomo la mano y lo acaricio.
– Vamonos a casa – le digo- quiero volver.

Domingo 14 de septiembre 1980

Anoche llovio, pero no me sorprendio.
Subo lo más alto en el cerro, llegar hasta la Virgen. El domingo pasado bautizamos al Felipe y el anterior estaba en Río.
Volví a casa, fue lo que deseaba, por que senti que me necesitaba – que me necesitaba mi padre- y eso siempre es bueno, lo hace olvidar, hasta empieza a perdonar. Pero no es solo mi padre, soy yo.
Cuando llegamos al departamento, mi madre ya no estaba y nos enteramos que mi tía Loreto estaba muerta, demasiadas pastillas para dormir.

Mi madre se fue a Buenos Aires, siguiendo al tío Sandro.
El SI ganó con un 67,6%, ojala ahora venga la calma. El Alejandro Paz dice que nos espera lo peor, la calma, acostumbrarnos, quedarnos. El Alejandro se va a Estados Unidos, lo voy a hechar de menos. Me regaló sus revistas y “El coyote se comio al correcaminos” del Josh Remsen.
Nunca dejaré de echar de menos algunas cosas, como al Nacho y a la Antonia.
Mi padre ya no es el mismo, es mucho mejor.
El sol ha avanzado, empieza a descender, y el viento es como si me purificara. Es como si tubiera ganas de avanzar, de dejar atras la mala onda.
Sobreviví, concluyo. Me salvé.
Por ahora.

FIN

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